Siguiendo por el Camí de Cavalls hacia el levante de Menorca y en dirección a Mahón, nos encontramos la cala de Sa Torreta o Cala Rambles, es una playa totalmente virgen sin ningún tipo de servicio y de difícil acceso por tiempo y distancia (como las últimas calas y playas que estamos viendo). Cala aislada y vacía durante todo el año por su complejo acceso, está situada a unos 3 km des Grau. ¡No es aconsejable ir en pleno verano si no se va bien preparado de comida, agua y una buena sombra!
El acceso a esta cala se recomienda por es Grau y siguiendo el camí de Cavalls, también se puede acceder por mar. Ubicada en la zona protegida (ANEI= Area Natural de especial interés) del parque natural de s’Albufera des Grau, es una cala orientada al Noreste y por lo tanto protegida de todos los vientos, menos el Noreste y el Levante. Generalmente con mucha alga (Posidonia) mezclada con sus arenas debido a los temporales, es una playa en la que si eres un poco escrupuloso quizás no te apetezca mucho tumbarte para tomar el sol o pasar el día de relax. También es una zona de fondeo que, si estas atento, ¡puedes disfrutar del baño y el snorkeling en de estas limpias y transparentes aguas de Menorca!
Al lado de esta cala, como puedes ver en la foto (foto de la zona bajada de internet con el Google Earth), hay una zona de bancos de arena donde la profundidad es muy escasa y te permite pasear por el agua, algo parecido a lo que mas adelante veremos que pasa en la playa des Grau. Es un lugar peculiar que bajo nuestro punto de vista vale la pena visitar. Por otro lado, si te gusta la história, puedes intentar visitar el poblado talayótico de Sa Torreta (visitas programadas los jueves de 9:00 a 13:00, a unos 20 minutos hacia el interior (no lo recomendamos en pleno verano por el calor).
¡Ven a Ca s’Arader, www.casarader.com o reservas@casarader.com, y te mostraremos como llegar a este divertido y aislado rincón de Menorca! ¡La experiencia, te encantará!
Ca s’Arader recibe el nombre de los carpinteros artesanos de Menorca, que utilizaban la leña autóctona de acebuche para elaborar toda clase de herramientas para el campo. Antiguamente era un oficio esencial para la economía de la isla, que se transmitía de padres a hijos. Hoy, los pocos araders que quedan se dedican a fabricar barreras, mesas, bancos o taburetes, entre otros elementos.