Breve resumen de la história de Ca s’Arader,
Mi bisabuelo en Tumeu “s’Arader”, ya nació en esta casa, la cual dejó en herencia a su hija María (mi abuela), para agradecerle que salvara la vida de uno de sus hijos (y hermano de mi abuela) durante la contienda de la guerra civil española. “Arader”, es el nombre del antiguo oficio al que se dedicaba mi bisabuelo (fundador del negocio familiar), desde entonces la familia es conocida como “Ca s’Arader”, de ahí el nombre del hotel. Yo soy parte de la 4ª generación… y este hotel, es un tributo para honrar a mis antepasados y a un antiguo oficio que todavía hoy perdura en Menorca (se pueden encontrar “Araders” en casi todos los pueblos de la isla). Los Araders, se podrían definir como los “carpinteros del campo” son los que fabricaban los arados que se usaban para arar la tierra, las barreras/puertas para cerrar los campos, los mangos de las azadas, hachas, mazas y todo tipo de herramientas. Hoy se dedican sobretodo a la construcción de barreras para cerrar las tancas (campos) - en Menorca le ponemos puertas al campo, aunque parezca extraño. También se dedican a fabricar bancos, mesas, sillas, perchas, taburetes, toalleros… todo tipo de mobiliario y elementos decorativos … productos muy apreciados por su “rústica” belleza, calidad y durabilidad. La materia prima es el acebuche (conocido también como olivo silvestre), aquí en Menorca llamado Ullastre (pronunciado en Menorquin: Uastre), un árbol muy resistente y frecuente que soporta muy bien el clima de la isla.
Todavía hoy, existe el mismo taller, aunque ya no sea de la familia. Visíta nuestro hotel y podrás disfrutar de esta maravillosa isla y de nuestra hospitalidad!
Ven a conocer Ciutadella de Menorca, descansa y relájate en Ca s’Arader - www.casarader.com -, un pequeño y encantador hotel con historia donde podrás disfrutar del placer de las cosas sencillas.
Pedro Pons Casasnovas
Ca s’Arader recibe el nombre de los carpinteros artesanos de Menorca, que utilizaban la leña autóctona de acebuche para elaborar toda clase de herramientas para el campo. Antiguamente era un oficio esencial para la economía de la isla, que se transmitía de padres a hijos. Hoy, los pocos araders que quedan se dedican a fabricar barreras, mesas, bancos o taburetes, entre otros elementos.